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La diabetes tipo 1 es un desorden autoinmune, es decir, que involucra directamente al sistema inmunológico, mismo que se ve alterado por algún factor y actúa en contra del propio organismo. En el caso específico de la diabetes tipo 1, es el páncreas y sus células productoras de la insulina las que se ven afectadas por el sistema inmunológico. Este desorden, provoca que la producción de la insulina sea prácticamente nula o muy deficiente y, por consecuencia, se desarrolla un incremento y la mala regulación de la glucosa en el torrente sanguíneo, acumulándola en niveles de alto riesgo.
Esta condición obstaculiza a tal grado la producción de insulina, que es necesario que las personas que sufren de este tipo de diabetes, administren la insulina necesaria a su organismo de forma externa, a través de inyecciones o dispositivos similares, para regular así el azúcar presente en el organismo.
La diabetes tipo 1 puede desarrollarse a cualquier edad, sin embargo, mantiene una incidencia más acentuada en niños, adolescentes y adultos jóvenes, razón por la cual generalmente es conocida como diabetes juvenil. Los rangos de edad más estudiados a la fecha son de 0 a 14 años y 15 a 30 años, sin embargo, se han detectado casos en personas mayores.
Justamente por los rangos de edad en los que suele manifestarse, esta variante de la diabetes ha sido estudiada con gran interés a nivel genético. Algunos estudios sugieren la influencia directa de los genes llamados HLA, que provocan la tendencia autoinmune característica de esta enfermedad, misma que es de orden progresivo, por lo tanto, suele avanzar en intensidad a lo largo del tiempo con respecto a la afectación de las células Beta del páncreas, productoras de la insulina.
En algunos casos, la diabetes tipo 1 conlleva episodios de hiperglucemia e hipoglucemia, ambas condiciones que reflejan cambios súbitos en los niveles de glucosa. Dependiendo de la intensidad de estos episodios, el control de la diabetes puede verse en riesgo. Otra condición relacionada es la Cetoacidosis, siendo esta la de mayor riesgo y con mayor presencia en los pacientes diabéticos tipo 1, además de poder derivar en otras complicaciones de tipo renal y cardiaco.
La diabetes tipo 1 se subdivide en dos categorías: Diabetes Tipo 1A o Autoinmune, que se define enteramente por su tendencia autoinmune destructiva hacia las células productoras de insulina, y la Diabetes Tipo 1B o Idiopática, cuya causa no se relaciona con el daño a las células pancreáticas y tiene una incidencia muy baja con respecto a la tipo 1A; los detalles de su origen con mayoritariamente desconocidos.
La diabetes tipo 1A es en definitiva la condición de mayor presencia entre los pacientes de diabetes tipo 1, pues actualmente representa más del 90% de los casos que se dan a nivel mundial. Se trata pues de una condición de importancia que requieres mantener un buen cuidado y control para su monitoreo, evitando así el desarrollo de complicaciones de mayor grado.
Una combinación entre un consciente y organizado control médico con hábitos de vida saludables y equilibrados, pueden hacer llevadera esta enfermedad, aminorando el impacto dañino tanto en la salud como en la calidad de vida del paciente.