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¿Qué es la diabetes?

La diabetes consiste en un desequilibrio en el sistema endocrino, encargado principal de la segregación de ciertas hormonas en el cuerpo humano que son prioritarias para el buen funcionamiento de diversos procesos en el organismo.

La diabetes se subdivide en dos grandes grupos según sus causas principales: la diabetes mellitus y la diabetes insípida, siendo la primera la más común y problemática actualmente, pues es una enfermedad compleja que mantiene tasas de crecimiento continuas e involucra diversas situaciones de cuidado y atención por parte del paciente.

La diabetes mellitus consiste en la incapacidad del cuerpo para producir y asignar las funciones correctas a la insulina,  hormona producida por el páncreas y encargada de regular los niveles y usos de la glucosa en todo el organismo.

El páncreas, es un órgano con una doble tarea de gran importancia para el cuerpo humano. Tiene una función exocrina, encargada de producir enzimas para la digestión de los alimentos que consumimos, y por otra parte, tiene una función endocrina, asignada a la generación de hormonas con funciones específicas que pasan al torrente sanguíneo.  La importancia de la secreción de la hormona de la insulina en el cuerpo humano es vital, pues ésta es la encargada de regular directamente las funciones y niveles de la glucosa (azúcar) en el torrente sanguíneo.

La glucosa por su parte, es el principal combustible para el buen funcionamiento del cuerpo humano y su metabolismo celular. La cantidad de glucosa que se encuentre en la sangre puede variar durante el transcurso del día, pues está sujeto a los alimentos que se ingieren a lo largo del mismo. Esta azúcar o glucosa, es la carga de energía de la que se alimentan cientos de millones de células en nuestro cuerpo y que las habilita para realizar todas las funciones a las que están asignadas de forma específica, en cada órgano y sistema del cuerpo. Cuando no existe producción de insulina, es muy baja o tiene fallas en sus funciones, la glucosa queda imposibilitada para entrar en las células y ejercer su función, pues es la insulina la que la dirige primariamente. Al no poder entrar en las células, la glucosa permanece en el torrente sanguíneo, acumulándose.

Usualmente, cuando se presenta un exceso de glucosa en el organismo, ésta es almacenada en el hígado en forma de tejido graso y, cuando llega a ser requerida de nueva cuenta por el cuerpo, es rápidamente liberada para que haga sus funciones. Sin embargo, cuando no se produce insulina o ésta no funciona de forma correcta, es imposible conservar la glucosa en el hígado, provocando que se acumule directamente en la sangre en niveles muy elevados provocando una condición conocida como hiperglucemia y, dependiendo de la duración de esta condición en el torrente sanguíneo, ésta puede derivar en lo que conocemos como diabetes mellitus.

La diabetes mellitus es una enfermedad de orden latente, activo  y de origen complejo. Estas características hacen que se manifieste en diferentes formas, con particularidades definidas en cada caso. La diabetes se expresa así en varios tipos de desórdenes, algunos más conocidos y de mayor incidencia que otros, dependiendo de factores como la edad, la genética familiar y situaciones específicas en el modo de vida.